Es en la vid, en medio de las condiciones menos hospitalarias de los pies de las colinas de los Andes, entre las rocas y los espinos, que nuestros vinos se definen. Con frescura natural, taninos firmes y redondos, alcohol equilibrado y un perfil de sabor distintivo, estos vinos son de montaña.
Las bajas temperaturas y las altas precipitaciones anuales, ofrecen vinos con acidez vibrante, taninos más suaves y alcoholes inferiores. Un vino con carácter e identidad, que muestra en la copa frescura y pasión. Una nueva era y un nuevo concepto de lo que significa el sur de Chile. Un vino que acusa un lugar, un origen, un terroir.